Salvando vidas: DEAs en gimnasios y eventos deportivos

En Argentina hay una muerte súbita cada 15 minutos. Además, más del 70% de los casos se producen en el ámbito extrahospitalario, transformando a la comunidad no médica en la primera encargada de atender un episodio de esta naturaleza, por lo que el acceso a una atención oportuna depende de la sociedad en su conjunto. Pero, ¿cómo se salva una vida?

Muchas personas pueden estar capacitadas para realizar RCP pero otras pueden desconocer estos procedimientos. En ambos casos, contar con un Desfibrilador Externo Automático (DEA) es crucial para aumentar las posibilidades de supervivencia.

Estos dispositivos permiten que cualquier individuo pueda llevar adelante un proceso de resucitación cardiopulmonar. De todos modos, la reanimación debe comenzar con las compresiones cardíacas para mantener la circulación y luego utilizar un desfibrilador para que el corazón deje de temblar, se resetee, vuelva a arrancar y a latir con normalidad. Las compresiones, que se hacen en el centro del tórax, deben ser rápidas y fuertes para que funcionen. El siguiente paso es utilizar el desfibrilador (DEA).

¿Qué es y cómo funciona un DEA?

Es un dispositivo electrónico portátil que ayuda a restablecer el ritmo cardíaco cuando una persona sufre un paro cardíaco. La desfibrilación consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, para tratar que el mismo retome su ritmo normal. Estos equipos dan las correspondientes instrucciones con sonido, es decir, podemos escuchar (en el idioma preestablecido) cada paso a seguir para su aplicación. El dispositivo no aplicará la descarga si detecta que la persona no sufre arritmia.

Prevención Integral de la Muerte Súbita

La muerte súbita representa un problema de salud pública debido a que es causa de muerte prematura. La Ley Nacional de Prevención Integral de la Muerte Súbita 27.159, reglamentada el 15 de julio de 2022, tiene por objetivo regular un sistema de prevención integral de eventos por muerte súbita en espacios públicos y privados de acceso público.

Esta ley establece la obligatoriedad de contar con al menos un DEA en lugares públicos y privados de acceso público con concentración o circulación diaria superior a 1000 personas por día. De esta manera, se busca reducir la morbimortalidad súbita de origen cardiovascular.

Los gimnasios se incluyen en estos espacios, además de otros lugares y eventos en los que se practique actividad física. La presencia de DEAs es un factor determinante, pero no el único. En algunos casos, el episodio cardíaco puede requerir otro tipo de trabajo de reanimación o tratamiento. Un reciente ejemplo de esto es el de la atleta chilena Manuela Bugueño Ipinza, quien sufrió muerte súbita al cruzar la meta en la última media maratón de Buenos Aires. Según sus declaraciones: “Yo primero tuve una taquicardia ventricular, en la que se puede usar el DEA porque es desfibrilable. Pero luego tuve actividad eléctrica sin pulso. Eso no se puede desfibrilar, entonces me pasaron adrenalina y otra medicación. Con eso me sacaron del paro”.

Desde 2018 la Asociación Ñandú, que organiza esta competencia, viene implementando un plan de cardioasistencia con desfibriladores externos automáticos en cada carrera.

Estaciones de transporte público, comisarías, cuarteles de bomberos, bancos, salas de concierto y centros religiosos son algunos otros recintos que también deben integrar estos dispositivos a sus instalaciones a partir de esta ley.

Por su parte, ITS continuará con la provisión de DEAs para que situaciones de muerte súbita, puedan convertirse en situaciones de vida.

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